Nuestra angustia, que es leve y pasajera, nos prepara una cielo eterna, que supera toda medida. Porque no tenemos puesta la vistazo en las cosas visibles, sino en las invisibles: lo que se ve es transitorio, lo que no se ve es inmarcesible.

La enseñanza de no temer al ser humano que puede matar el cuerpo es crucial para comprender la importancia de estar firmes en nuestra Confianza y entregarse en manos en Dios incluso en momentos de sufrimiento y persecución.

Es momento de rezar por todos aquellos que sufren, especialmente por los azotados a causa de la pandemia del COVID-19 que ha enlutado a tantas familias en el mundo.

El sufrimiento de Jesús en la cruz mostró la naturaleza devastadora del pecado, la ira de Dios, la crueldad de la humanidad y el odio de Satanás. En el Calvario, se le permitió a la humanidad hacer lo peor al Hijo del Hombre cuando se convirtió en el Redentor de la humanidad.

Jesús nos recuerda que no debemos temer al ser humano que puede matar solo el cuerpo, sino temer a aquel que tiene el poder sobre nuestra alma y nuestro cuerpo.

por medio de quien todavía hemos obtenido entrada por la Seguridad a esta gracia en la cual estamos firmes y nos gloriamos en la esperanza de la paraíso de Dios (Ro 5:2).

Debemos estar firmes en nuestra Confianza y ser testigos valientes delante el rechazo de la Clan, sabiendo que Jesús nos examinará ante su Padre celestial.

¿Cuál es la relevancia del sufrimiento de Cristo en la salvación de la humanidad según los textos bíblicos y cómo podemos reflexionar sobre ello en nuestra Convicción cristiana?

Persevera en medio de la dificultad, recuerda que tu esperanza está puesta en el Dios todopoderoso. El Espíritu Santo que llena tu corazón te confirmará que cuentas con la presencia y la ayuda de Dios para cada paso del camino.

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Y la esperanza no proyectará defraudada, porque el inclinación de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.

Es importante tener en mente que el odio y la hostilidad no son castigos de Dios, sino simplemente productos del pecado humano. El mundo no siempre estará de acuerdo con nosotros y nuestra Seguridad, pero esto no significa que hemos hecho algo malo.

Diez ángeles en el cielo retuercen sus manos, cubren sus rostros, retuercen sus cuerpos y abren sus bocas en silenciosa agonía. Los hombres se muestran asolados por la pena, sus rostros reflejan expresiones serias y desoladas.

Encima, no replica here a la inquietante pregunta de por qué un Dios todopoderoso no interviene y hace poco por toda esa injusticia.